Cuando el gorrión se posa en la lámpara, él y ella, en mesas distintas de un mismo universo, alzan la cabeza para observarlo, y ese gesto los vuelve presentes y se miran y no se miran y se perciben solos y se lo niegan a sí mismos y se sienten en una espera que rechazan y se ven tristes y fingen no estarlo aferrándose a su cobardía y no se invitan a la mesa del otro y cada uno tensa la cuerda y desea que sea el otro quien tome la iniciativa y la cuerda se rompe cuando se mueven.
Del libro Bla bla bla bla bla sobre el amor de
FRANCISCO GARZÓN CÉSPEDES
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