Surfeando en las tristes olas de la vida,
arrepentido vienes a Él.
Pides perdón
y no sabes perdonar,
pides amor
y no sabes amar.
Amar es tener paciencia.
Perdonar es comprender
que todos podemos errar.
Siendo Dios y nosotros pecadores,
Él nos perdona.
¡Por qué no perdonar!
Anhelas ser escuchado,
pero no oyes a los demás…
Para pedir perdón,
primero aprende a perdonar.
Él es un Dios lleno de amor.
No dudes.
Escuchará tu clamor.
Delfín Giraldo
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