jueves, 23 de abril de 2020

EL PEZ PLATEADO


Voy a contaros hoy un cuento que a mí me contó mi madre cuando era un niño antes de que me venciera el sueño.
El cuento empieza así: Érase una vez un pez que fue atrapado en la red de un viejo pescador. Era un pez pequeño de color plateado. El pescador pensó hacer con él una rica sopa. Así que lo metió en su cesta y se lo llevó a casa.
Abrió la puerta. Su nieta jugaba con una muñeca de trapo. El viejo sacó el pez plateado de la cesta y lo colocó en un plato. La nieta se acercó y miró al pez plateado. Miró al abuelo y le preguntó que iba a hacer con el pez. El abuelo le dijo que preparar una rica sopa, como la que hacía su madre y su abuela. ¿Le ayudaría? La niña movió la cabeza afirmativamente.
El abuelo le pidió que le trajera unas cebollas y una jarra con agua. Después le pidió unas patatas y unas cabezas de ajo. Peló las patatas, cortó la cebolla y los ajos, descamó el pez plateado, le quitó las tripas y espinas y lo cortó en cuatro trozos. Luego lo echó todo en la olla y la puso al fuego. En unos minutos la sopa estaría lista para comerla.
Juanita, que así se llamaba la niña, nunca olvidaría aquella primera sopa que ayudó a preparar a su abuelo. Tampoco olvidó lo rica que estaba. Después de aquel día Juanita siempre ayudaba a su abuelo a preparar los peces que pescaba. Aprendió a pelar las patatas, a limpiar el pescado y por último era ella sola la que preparaba la sopa de pescado según la receta del abuelo.
Aunque no fue éste el único plato que aprendió del abuelo. También aprendió a cocinar alcauciles con chícharos y habas, el atún encebollado y el arroz con leche.
Juanita terminó montando un  restaurante en cuya carta figuraban los platos del abuelo que eran los más solicitados por los turistas.
Si alguna vez vuestro abuelo trae a casa un pez plateado ayudadle a cocinarlo y aprended como lo hace para años más tarde hacerlo vosotros para luego enseñarlo a vuestros hijos.

JOSÉ LUIS RUBIO 

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