Queda entender los tiempos, aprender de sus consejos; ser débil ante lo verdadero y fuerte ante lo incierto, deshojar las pretensiones hasta encontrar las razones, así, entender lo que fue y lo que no pudo ser.
Queda abrigar los logros con humildad, darle elogio no el reino, regalarle satisfacción no soberbia, despintar la falsedad con la mano sabia de la verdad cuando intente engañar.
Queda mirar hacia adelante sin dejar de ver con entendimiento lo que fue; sin despreciar el fracaso, la tristeza y el dolor, sabiendo que fueron maestros enseñando persistencia, fortaleza, y valor.
Queda abrazar lo que somos, renunciar a ser jueces por lo que no pudimos; ser el prójimo de nosotros mismos, con el amor más puro y verdadero, resurgir de las mismas cenizas como derecho divino, encendiendo lo que podemos con el poder de lo que somos.
Queda dar gracias al cielo, por el amanecer viejo, y por el que está por nacer; por el ayer con sus cana, y el mañana con su Inocencia; por las lágrimas secas que fueron la cuna, de sonrisas plenas.
Luis Emilio Tigüilá Robles -Guatemala-
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