GAVIOTA
Amanecía, y el nuevo sol
pintaba de oro las ondas
de un mar tranquilo…
Richard Bach
I
Horadar la desnudez
no es el centro de la oscuridad
solo distancia y epitafio.
Volar requiere la precisión
de un insultante manuscrito.
No volar adentra al Ser
en el cierzo solapado a los rosarios.
La Vida es un triunfo incorrupto
o la Memoria que devora las clepsidras.
Mas siempre hay acueductos en espera
y una alejada copa de champagne.
II
Ir a la eternidad en el descenso
para cambiar el límite imposible.
Salto a salto los arquetipos se desinflan
y el cielo deja de ser un laberinto.
Nunca hay intimidad sin ensueño
ni penumbra de flor inalcanzable.
El mar también puede ser amarillo
y el viento un disparo devoto de los dioses.
Buscar la eternidad en el descenso
es saciar un concierto de estandartes
y ahuyentar los caballos de la Nada.
GESTO NOCTURNO
Te busqué
por la última senda
de la noche
Jamás te encontré
ERAS UN VACÍO
a sombra dionisiaca
de una canción
imaginaria.
FANTASÍA EN DO MAYOR
Argentar en cansancio
sobre las manecillas del muro
como si fuese un gesto quicial
que revela
el latido robado por el sol.
En el reverso de la piedra
habitan las cuatro estaciones.
No lancemos los párpados
al mar
la perfección del olvido
está repujada
con un concierto de armaduras.
Ser peregrino de si mismo
es la propia alquimia
del Ser.
La última memoria
solo es una hogaza de pan.
Luis Ángel Marín Ibáñez -Tenerife-
Publicado en Suplemento de Realidades y ficciones 80
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