La balada del café triste y su gótico estilo sureño atrapa al lector en su tela de araña
Carson McCullers no tiene reparos que se dañe su especial estilo al considerarse calidad literaria entre Faulkner y Hemingway. Así lo muestra el contenido de La balada del café triste.
La balada del café triste es la suave y a la vez dolorosa melodía de amor bella y dulce memoria de la magistral y conmovedora escritora sureña Carson McCullers se compone de siete relatos. La balada del café triste, casi una novela corta encabeza estas historias todas dueñas y señoras en su suma de vivencias literarias, rebosantes de belleza y ternura gavilla de personajes inadaptados con sus secuencias envueltas en pasiones.
Corresponde el libro a su obra completa editada por Seix Barral. Mostrando su imagen como escritora de sólida calidad literaria, elevando un ejercicio creativo que muestra toda la desnudez del otro Sur de la América profunda, que se mece entre dos maestros de signos opuestos Faulkner y Hemingway. Y ella misma manifiesta sin reparos: “Yo tengo más que decir que Hemingway, y Dios sabe que lo he dicho mejor que Faulkner”.
Se trata de la novela breve a la que le siguen una variada serie de relatos cortos a modo de partituras de una musicalidad, cuya expresiva sencillez descriptiva envuelve y sitúa al lector en la meditación perfecta, que a la vez provoca inquietante lectura. La historia transcurre en un pequeño pueblo que parece dormido dentro de sus propias circunstancias sin perspectiva alguna de posible esperanza. Dentro de ese escenario los personajes protagonizan la desnudez del variado discurrir que no puede ser más desalentador, lo que lleva a la narradora a una desfiguración de los personajes, que los convierte en una triste caricatura sarcástica de corazones solitarios. El pulso de la vida de amores inaplicables e imposibles sumando años con pasión y dolor dentro de los personajes. “El amado no es más que un estímulo para el amor acumulado durante años en el corazón del amante que no se da cuenta de ello, con mayor o menor claridad". Miss Amelia Evans delirante protagonista, una solterona volcada en la gestión de la herencia familiar, alta y delgada como un hombre y con hábitos igualmente masculinos, caerá rendida a los dudosos encantos del primo Lymon, un jorobado, enano, buscavidas, sin otra virtud que su labia de tahúr en el café, quien a su vez perseguirá a Marvin Macy, un bello expresidiario famoso por su crueldad y hombre atractivo de la vecindad.
El casamiento con Marvin Macy duró solamente diez días. Misterio de un discurrir de años de húmeda nebulosa constancia mental de tan breve maridaje junto a la dominadora mujer que se bambolea como un ciprés elegante y solitario, protagonista entre una parroquia pueblerina atrapada en la derrota de su vivir diario de espejos cóncavos verdaderamente estremecedor. "Ante todo, el amor es una experiencia compartida por dos personas, pero esto no quiere decir que la experiencia sea la misma para las dos personas interesadas”.
A tan emocional balada literaria le sigue un coro de vidas rotas: Doce hombres unidos por grilletes fijos a los tobillos engarzados a cadenas, son levantados al alba, los montan en un camión y los llevan a limpiar los andenes de una carretera. Vigilados severamente, apenas alzan cabezas. Mas de pronto, una voz solitaria entona un canto que va agrupando las voces de todos los condenados, que se va elevando en el espacio como semblanza libertaria a modo de poema conmovedor que ha logrado la libertad. El transeúnte que camina por la quinta Avenida y de pronto descubre a exmujer e intenta alcanzarla. Ella cruza la calle, también lo intenta él, pero ya está rojo. Solo puede seguirla con ña mirada con la calle por medio. Al fin se encuentran se hablan, muestran alegría común. Ella lo invita a su casa para mostrarle a su familia. Sobre el piano guarda una partitura que tocaba cuando vivía unidos. Él vuelve a París y durante el vuelo se mete en la piel del marido de ella al que mentalmente suplanta e Imagina una vida feliz con su exesposa. Madame Zillensky es el retrato tierno a la vez que triste de quien ha dedicado toda su vida y tiempo a componer música, entrega total si vida simple y cotidiana, lo que la lleve, mientras compone sus sinfonías a recordar imaginarias experiencias vividas, entre las que se puede encontrar su encuentro con esa compatriota el Rey de Finlandia, cuando bien es sabido que en ese país no existe monarquía.
La edición de esta obra lleva un espléndido, sólido y claro prólogo de Paulina Flores rica muestra expositiva la especial personalidad creativa de McCullers. La correcta traducción al español se debe a María Campuzano.
Francisco Vélez Nieto
Publicado en MUNDIARIO.
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