Abro mi alma sin pena ni vergüenza,
mira este amor latente vagando en
el infinito de tu recuerdo, rebelde
grita tu nombre pretendiendo quebrar
tu silencio, discute con la realidad
tratando de apagarla, ensordece ante
la crueldad del presente cuál inocente,
traga la lágrima pintándola de romántico
verso, abraza a la verdad su confidente,
pide clemencia soñando tenerte, implora
pensando tocarte, acariciarte, besarte,
se abriga de tus miradas escribiéndome
en el firmamento ausente, bebe de las
letras que vas dejando perdidas, en el
mar que viste de sensual provocación,
destino prohibido insinuando
con atuendo invisible.
Abro los puños que retenían el suplicio,
dejo partir en su aventura a la caricia
virgen, surquen los cielos que miran tu
espalda salpicada de manjares, corran
en el viento que agita tu escote y secan
tus labios, se deslicen en el cauce de tus
pechos sin que sientas sus pasos, saben
dejar su huella aun sin el roce, conocen
cada espacio por eso presientes mi aliento
cálido en tu cuello, saboreas el erizo
estando bajo el sol de la distancia,
te inquietas sin pensarme porque
como alumna aprendiste a sentirme
y como maestro aprendí desnudarte.
Abro los labios liberando el beso
cautivo, viaja desnudo derribando
el olvido, huele a mis deseos añejados
en el sótano de las ganas, pidió
libertad con tal de ser preso de tu
vergel, semilla germinando suspiros
en tu jardín, gaviota insistente en la
playa de tu cuerpo, hielo dispuesto
a derretirse sin pretexto en el mar
de tu vientre, entiende la textura de
tu piel ardiente porque nació en tu
petición ferviente y creció en tu
imaginación insolente, brotó en mi
boca para quedarse vivo en tus labios,
despertó en mi aliento para quedarse
dormido en tu gemido, somos tan
nuestros aunque concluimos besando
el aire y tocándonos frente al espejo
de una noche que aun espera.
Luis Emilio Tigüilá Robles -Guatemala-