Allá frente al mar, descuidadamente vestido, solo ansiaba una sonrisa. ¡Cuán ruda fue la vida con él! ¡Y cuántos adioses en su ser!
La última mirada de su mujer, adiós al barco de su querer. Añorante de infinitos, soñador de ayeres.
Viejo lobo de mar, amante del arcoíris; cada mañana buscaba una sonrisa para aliviar su alma.
Piel tostada bajo el sol, tempestades en su corazón entre naufragios de amor. Sopla viento para llevarte viejos sentimientos.
Marinero perdido en el universo, sueñas con su mano y juegas a pensar que algún día con ella volverás.
Lágrimas en su rostro, corazón de sal, ahora busca consuelo para su alma rota.
Luces sobre la mar se van, el ocaso ha de llegar. Viejo marinero es hora de descansar, se vuelve a ver su último mar.
Sombrío cuarto decorado por la austeridad, duerme hombre de la mar; hoy terminará tu soledad y los labios de esa mujer amada volverás a besar.
Replican las campanas entre coros de gaviotas, música de caracolas por ese marino que ya no busca sonrisas.
En la playa solo queda un banco vacío, la historia de un querer y el aire de la brisa.
Fco. Javier Díaz Aguilera
Participante en el VI Certamen de Microrrelatos Libres Memorial Isabel Muñoz
No hay comentarios:
Publicar un comentario