El poeta mira el través de los sextantes
colocando relojes imaginarios de arena
entre los rumbos fijados en compás (también imaginario):
El sonido de su corazón es palpitación de alguna música antigua
música de hierbas y harpas que vino de lejos
El Poeta ya tejió sus palabras atesoradas
halladas por azar y recogidas o robadas
por aquí y allá:
En un cofre está un nido de cuervos:
Las palabras relumbran sobre el fondo oscurísimo de la noche
que se mira por el tragaluz
Unas gotas de lluvia ahora caen
traspasadas de sol
Con palabras se construirá el Arca
para el nuevo comienzo
El Templo lo llevarás tatuado en el pecho -del lado del corazón-
Para que nada de lo hecho se olvide
Del libro Poemas de la Angostura de NÉSTOR ROJAS -Venezuela-
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