Aquel a quien a la distancia veo
grandemente añoro,
y aunque acercarme a él deseo
finjo que lo ignoro…
Mas, mi memoria excita la razón
palpitando más fuerte el corazón;
al sentir su presencia aquí a mi lado
aunque este, él, de mí tan alejado.
Mi ser entero entonces desvaría.
¡Crece el deseo en mí!
Y de mentir entonces pecaría
negar que suya fui…
Si mi cuerpo sentí que humedeció
¡Mi ser completo se estremeció!
Sé que fui suya aun sin tenerlo.
¡Febril deseo… No pude vencerlo!
Del libro Sensaciones de
Adelina Corea
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