Caían sobre el pasto sedoso de tu piel
como perlas de rocío, como lágrimas de pan,
eran mis versos, quizás, que no alcanzaron
la lluvia
para mojarme en tu piel...
Dijiste que eran mis versos como perlas
que brillaban
como granos en la espiga que desgranaban
tus manos,
uvas precoces de otoño para el paladar febril
en la fiebre de mi boca pariendo prosas profanas
que en tu boca se hacen besos de sabor a oporto
y miel...
Son las lágrimas, amada, del poeta soñador,
trovador de mil tertulias en las mil noches
de amor,
de los insomnios paganos del placer
y del amor...
Sábanas sobrias, muy blancas,
lecho de almíbar y tul,
dulce como la miel transparente de tu risa
como el azúcar de caña de tu vientre de panal
que germina la simiente
del amor que yo te doy....
Son lágrimas de poeta que son perlas
para el alma
plasmadas en verso y prosa
de las heridas del alma
para aliviar corazones embriagándolos de amor...
Esas son lágrimas mías,
las que te ofrezco esta noche,
para aliviar el dolor de tus heridas
pasadas,
para endulzarte la vida, por un instante,
siquiera,
mezclar tu sangre y la mía en el lecho del amor...
Ricardo Flores Joya -El Salvador-
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