Dejé reposado mi aliento,
entre tu pecho y almohadas,
descansando del movimiento,
de salidas, por entradas,
sintiendo el olor de tu sexo,
que me inundó por momentos,
y elevó… elevó mi corazón,
como águila en el viento.
Dormida ahora tu mirada,
por el deseo, y el placer,
que nos mojó la mañana,
con tu rocío de mujer;
recostada a mí, joven desnuda,
con tu tibieza natural,
de aromas, y de ternura,
llenaste mi erótico soñar.
Vibro recordando tu cuerpo,
moviéndose al amar,
como la ondeante ola que el viento,
que el viento, mueve en la mar,
y como un viejo velero,
sin timón, ni capitán,
me dejé llevar por ese viento,
que es la luz de tu mirar.
Y cuando terminó el momento,
y se acabó el suspirar,
te recosté aquí en mi pecho,
para que pudieras descansar,
y vuelvas a tener la vida,
que inicio este mi soñar,
y cuando despiertes querida,
puedas…puedas volver a amar.
José Prado -Estados Unidos-
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