No he sembrado tu mirada
en el vacío de los sueños
nunca la haré,
la huella que conozco
desgranada de tus pies
son símbolos
de un profundo suspiro,
una atracción
antológica apilada
entre un granero,
mi religión, tu amor
y mi castigo.
Nunca mi voz
clara y compasiva,
se entregó a tu rostro
sin convicción,
silencio de un perdón
por tanto daño,
escribo para ti
con esquizofrenia
con toda mi soledad
en mis manos.
(Y por primera vez
doy color rojo al río
y dibujo mi música
sobre las aguas mansas)
Lejos me has deslizado,
detienes y amas mi codicia,
tu has venido
y un día
la miel de tu carne
viajará como
mechas de dinamita
explosionando mis arterias.
(A veces
arde una vela
tan rápida como un rayo)
Encierra mi sufrimiento
y lo lanzas a la ventura,
sobre un aire que doble al viento
fresco y liquido,
donde las branquias
por su capa espesa,
respiren escribiendo versos.
La memoria
es mal consejera para perdonar,
la distancia helada
le sirve de alambrada.
García de Garss
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