ROJA, DETRÁS DE LA ENCINA
me hablaba,
insultante y solitaria.
Descontrol irracional
de cientos de caminos
a cual más baldío.
Amparo del desamparo
en un planeta inmundo y humano.
Nunca pagó ella
el arancel impuesto:
Sin vuelta atrás.
Sin peajes delante.
Noctámbula irreverente
vestida de desnudez,
me enseñó a amañar la locura,
para que la tristeza ganada a pulso
se quemase (real) sobre el hielo.
FRANCISCO TOMÁS BARRIENTO -Campofrío-
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