En una tarde magnífica,
el cielo que llora estremecido,
en una alcoba los dos,
con nosotros el amor que danza
y el deseo que cubre el edredón
de pétalos de rosa vestido.
Copas plenas de champán servidas
humedecen labios que callan las plegarias
que por un momento hermoso en silencio suplican
mientras la piel, a gritos, pasiones mendiga.
Momento precioso, delicadas luces,
tu voz suave que a tu amada amores declama,
seduciendo con versos dulces
mis oídos de mujer que ama.
Paredes que encerrarán dentro
mi sueño adorado:
tú en mi vida, tu perfume en mi piel,
quedarán otras almas afuera de la puerta
acompañando la paz falsa
de quien nuestra dicha no soporta
con la hipocresía del concepto del pecado.
Lugar estupendo
donde si el amor se consuma, poco importa
porque con todos los sentidos
me concederé de veras.
Allá, te acogeré,
a un paso del paraíso,
entre mis suaves muslos,
dando gracias al cielo entre sollozos
por poder tocarlo otra vez.
Dejaremos por un momento el mundo a un lado
… y será perfecto.
Shirley Esther Soto Vasquez -Italia-
Publicado en la revista La Urraka
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