Yo seré siempre el otro,
el que nunca compartirá tu cama
ni tu mesa ni el sillón de tu casa,
el que nunca te acompañará del brazo por la calle
o irá contigo al supermercado a tirar del carrito
y será tu pareja en las fiestas con los viejos amigos
o en los cumpleaños familiares
en donde se intercambian besos y abrazos ensayados
y regalos de esos que en el fondo dan risa cuando no dan coraje
y hay que disimular porque no queda otra.
Soy el otro y tú muy bien lo sabes, soy pues el irreal,
el que habita en tus sueños, el que vuela contigo
por los espacios libres de las locas y bellas fantasías.
Yo soy y seré siempre el otro,
que no quiero ser yo tu realidad y menos tu rutina,
que quiero ser tu excitante sorpresa y ese aire inesperado
que refresca y alegra tus pulmones
y te llena la vida de sublimes instantes.
Ese quiero ser yo contra el frío de la lógica
y el dos más son cuatro de lo perfectamente calculado.
Yo soy y seré siempre el otro.
Soy en fin el que nunca y menos tendrá fin,
porque mi fin es sólo amarte sin tocarte
y rendirte a distancia pleitesía
y compartir contigo la esencia esencial
de la complicidad sagrada del aroma,
que solamente tú y yo percibimos en secreto absoluto
y nadie más, a no ser Dios, que juega con nosotros
a los dados del amor, donde ganar o perder nada importa.
Seré en fin siempre el otro y tú serás la otra,
la que siempre serás,
por el hecho y la gracia que es ser sin haber sido.
JUAN CERVERA SANCHIS -México-
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