Con la inocencia de tus besos,
y la tinta de mis días, fui descubriendo tu mundo,
y abrazando el tierno encanto de tu pasión naciente,
tu mundo y el mundo mío, se juntaron,
formando un universo claro, de amor imperecedero.
En la quietud de tus brazos y en tu pecho amada mía,
fueron quedando las penas, que tu atenta compartías,
y en la bella lejanía, los recuerdos de tus besos,
son estatuas al amor… y a los sueños de hace días.
Aquí sigo enamorado… aun deseando tus besos,
aun siento el embeleso… de aquellos primeros días,
cuando un universo claro, ante Dios se me extendía.
Son la sombra de tus besos y el paladar de tu boca,
un contraste que provoca, olvidarte
y también amarte.
¡¡Claroscuro, eres mi diosa… entre mis luces y sombras!!
DARWIN I. FLORES VARELA
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