¡Oh, aquellos días alegres de mi ya lejana juventud!
aquellos días con los amigos de mi ya temprana pubertad;
que andábamos ya detrás de las zagalas, aún con trenzas
y aquellos primeros cigarrillos que empezábamos a fumar;
quizás algunas de esas tempranas borracheras
a tan corta edad... queriendo parecer gallitos
sin espolones... pero cacareando a las chicas de nuestra edad.
A qué poco han quedado reducidos...
aquellos días brillantes de mi temprana mocedad;
entre aquellos capullos de rosas empezando a abrirse ya...
-¡qué amarilla se ha puesto la memoria de aquel sol!-,
los paseos por aquellas montañas, en grupos mixtos
de mozalbetes sin maldad...!
Quizás los primeros gorjeos del jilguero que ya quería
trinar... los incipientes primeros versos de amor
que ya empezaba a balbucear bajo los almendros en flor;
Aún tienen un rescoldo de recuerdos en mis manos:
Tal vez al recordar se enciende una lucecita en el fondo
de mis cansados y turbios ojos, muy lejana ya.
-¡Qué fue de aquella nieve!-
que como niños jugábamos con ella en noches de fiesta;
aún la siento en mi pecho cuando cierro mis ojos,
quién sabe si esta nieve que sigue corriendo hacia los ríos,
sigue pensando lo mismo;
-¡A qué poco han quedado reducidos aquellos días felices!-.
RAFAEL CHACÓN MARTEL
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