Aquí, donde la manzana
es cristal
fría y lejana visitante,
donde el verbo
pretende ser carne
y la escarcha
quiebra las manos
de bienaventurados
que claman por un miserere.
Es mejor
batir la espada
contra el mar,
sentarse con la sed
infranqueable en los labios
a estrangular la espina
que llevamos por dentro
en un charco de peces
donde todos buscan
su migaja de pan.
REYNALDO ARMESTO OLIVA -CUBA-
Publicado en Centro Cultural San Francisco Solano
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