lunes, 31 de julio de 2017

¡OH, SARAPATRUSCA...!


Yo quizás seré un hombre insignificante,
Ante la inmensidad de este mudo loco y sus problemas;
Que quizás lo sesos que ocupan mi cráneo
se ahoguen sin saber discernir la efímera vida de una mariposa.

A medida que se pasan los años me es más difícil
comprender muchas cosas de las que parecen que están más claras;
Sólo tengo algunas cosas claras...
Como se mide cuarta a cuarta la cintura de una mulata.

Admiro la suavidad del vuelo del picaflor;
Veo en la neblina de mis sueños el misterio del unicornio;
Y no veo el pañuelo conque me están tapando los ojos...
¿Será porque adoro el misterio encarnado en la mujer?

Quizás sea afortunado por haber nacido en este siglo
loco, de la informática, las comidas frías y el estrés;
Cuando las familias no dialogan en la mesa;
El único calor natural que disponemos son los rayos ultravioleta.

He oído agrias discusiones allá por el infinito...
entre los demonios y los dioses...
Haber que solución le pueden dar a este loco planeta
y he visto a los Ángeles mojar mi vajilla de porcelana con su orina.

¡Oh, "Sarapatrusca" dígnate darte una vuelta
y encamíname por el camino recto de la honradez,
la sabiduría del bien y el mal, pues no quiero actuar como
el Can de San Roque, con la vista en la luna y la antorcha en la boca...!

Rafael Chacón

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