Sutil y sigilosamente,
tratando que Ladón
no descubra mí proceder, Y ayudado
por la luz de mis ojos, el dulzor de mi voz, la complicidad tierna
de la columna soberana
de los inmensos cielos
y sus tres bellas hijas; hurtaré,
los frutos dorados
de tú cuerpo esbelto convertido en el árbol principal
del majestuoso
Jardín de las Hespérides.
JOSÉ ALEJANDRO ARCE -Argentina-
Publicado en Gaceta Virtual 125
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