Es Madrid. una sombra utópica
buscando entre los callejones
su corazón invisible.
Madrid es la gaviota de humo.
Que sobre vuela los tejados ocultos.
Con sus ocultas chimeneas.
Y la palomita de anís que hace su nido
dentro de una copa de cristal.
El humo de un cigarro a medias.
Y de los diminutos labios negros
que marcan su beso de pintura seca
en una ficha de dominó.
Madrid es también la aurora
que se dibuja bajo la luz de los neones.
y de la solitarias farolas.
Y la luna que se vuelve lágrima
en ojos de los callejeros poetas.
Aquel perro callejero que dormita
entre los cartones mojados
por la lluvia y la cerveza.
Y aquel niño que en sueños
quiso ser amanecer.
Y tú que conformarse con ser
un sol dibujado con trazo tembloroso
sobre una hoja de papel.
Madrid. Es un mural en blanco y negro.
Debajo de un lienzo multicolor.
Y una melodía que se vuelve
pentagrama desnudo y virgen
sobre una servilleta
tirada en el rincón más oculto
de un bar con ambientación triste.
Al que acuden los melancólicos
a emborracharse con sus lágrimas.
Aquel cuadro noctámbulo y abstracto
que oculta un rosario de estrellas apagadas
entre los trazos imperfectos.
Y entre pinceladas que se vuelven
paisajes de una postal sin época y sin fecha.
Madrid es también un suspiro atrapado
entre unos labios sin piel y si rostro.
De aquellos que se aman a escondidas
en medio de un laberinto de calles.
Por las que no se atreve a pasar la melancolía.
Madrid. Es el charol desgatado
sobre el alquitrán. Y sobre los adoquines.
de unos zapatos de fiesta.
Aquel gato que oculto bajo el chasis
sueña con ser pantera.
Madrid. Es esa sombra utópica
que busca entre los callejones
su corazón invisible.
Yo. solo busco entre sus rincones
Su alma oculta. En su aún más oculta noche.
Debora Pol
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