Tras aquella puerta cerrada,
donde habitan tus ilusiones,
la luz de una mañana,
tibia de primavera, entra,
lloras a la soledad,
en lágrimas de frío,
al recuerdo de los besos que te dieron.
La luz ilumina ese sentimiento,
que durante años adormecido
en silencio han permanecido,
en tu alma entre lágrimas
y emociones que vuela
como alas que el viento mece,
bailando en caricias de libertad,
tus temores y conflictos se romperán.
Mientras en finos trazos
dibujas tu felicidad.
Tras aquella puerta cerrada,
quedaron los días,
con sabor a desengaño,
consiguiendo despertar,
al cielo este cantar,
en este cáliz de esencia,
donde los silencios sangran.
Tras aquella puerta cerrada,
queda la nostalgia,
el recuerdo y el olvido,
comienza la magia,
de esta música en libertad.
José Manuel Gutiérrez Hernández
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