miércoles, 4 de enero de 2017

EL REENCUENTRO


Alguien me puso una mano en la espalda. Me volví. No te conocí. Habías cambiado mucho. Habían pasado casi cinco años. Estabas más delgado. Tu pelo perdió su negrura y grandes arrugas envejecían tu cara. Tardé en reconocerte.
Llovía la tarde que te marchaste. Sentado en la mesa de un bar me dijiste que dentro de dos horas cogías el avión para Bilbao. Unos viejos conocidos te habían invitado. Así que aceptaste la invitación para pasar allí unas semanas. No te dije nada. No te retendría. Si decidiste irte, te irías. Además dos semanas pasan rápidas. Me diste un frío beso en la mejilla y te marchaste. Te vi alejarte bajo la lluvia. Entonces no sabía que las semanas se convertirían en años.
Ahora, cuando casi te había olvidado, volvías. ¿Para qué? Te perdía la pista al año de marchaste, cuando dejaste Bilbao. Ignoro cuál fue tu siguiente destino. La falta de noticias me llevó a replantearme mi vida y aunque me costó, lo conseguí. Ahora no volvería atrás. Una nueva desaparición sería inaguantable. Así que ya no había sitio para ti en mi vida. Llegabas demasiado tarde. Las llamas se apagaron hacía ya varios años y no las encendería de nuevo.
No hablaste. Me miraste. Diste media vuelta y te alejaste de nuevo bajo una menuda lluvia que empezó a caer.

JOSÉ LUIS RUBIO

No hay comentarios:

Publicar un comentario