miércoles, 4 de marzo de 2015
ON THE ROAD
La Vespino llevaba el puño del acelerador ardiendo
eran las seis de la tarde
pleno verano
y ya habían bebido siete y ocho cubatas.
La carretera comarcal aún no era autoría.
Después de una curva cerrada llegaríamos
al club de carretera
club de alterne
puticlub
sí, pero de los cutres
con su jukebox de los años sesenta a la entrada
les habían dicho.
Quién conducía era F.
cojo de nacimiento.
F. llevaba una suela de corcho duro
diez centímetros
más alta que la otra.
En la curva se pusieron de lado los dos
era la inercia de los cubatas
y para no caerse
por si acaso
cuando terminaron la curva
la larga y cerrada curva
de la carretera comarcal
continuaron un rato
torcidos
ladeados
retorcidos y sesgados
como pilotos profesionales
Su amigo le dijo a F.
que por qué no enderezaba la moto
y dejaba de apretar tanto el puño del acelerador
que a ese ritmo
pasarían de largo
o por encima
de su objetivo
F. dijo que si iban torcidos
en la moto
era porque con esa postura
hacían contrapeso
con su zapato postizo
y que las del club de alterne
puticlub
o como se dijera
podían esperar.
Sentadas.
A que llegaran.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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