Te quedas compungido con el pasmo,
la dureza en su rostro es duro acero,
sin vergüenza practican el sarcasmo,
cogiéndote lo tuyo... al descuidero.
Se toman como propio, siendo tuyo
y etiquetan tu poema, a sus amigos...
en un comportamiento de capullo,
que obligan a ponerlo, de enemigo.
Te saturan el muro de etiquetas,
sin la más elemental, urbanidad,
forzando les envíes a hacer puñetas,
haciéndote perder... la dignidad.
Soliciten permiso al compañero,
un detalle, sin coste de dinero.
José Salas
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