Hoy es mi cumpleaños, cumplo cinco años; para un clon son veinticinco años humanos. Según nos enseñaron en la academia, ya son ochenta años desde que la tierra tuvo el primer contacto con una civilización extraterrestre. La humanidad cambió en muchos aspectos, en otros no. El fanatismo infectó lo que pudo ser un renacimiento. Nos dirigimos a las colonias en marte donde se desató una rebelión contra el control de la tierra; ellos ya no se consideran terrestres. La respuesta por parte de los dirigentes de la tierra fue armada. Luego de muchas vidas perdidas, en especial por parte de la tierra, se tomó la decisión de utilizar clones para la guerra con el fin de humanizarla. No más madres llorando la pérdida de sus hijos, no más viudas. Cuando veo mi rostro en un espejo, no sé a quién estoy viendo, no conozco al donante de material genético del que vine, no sé su nombre. Nosotros no tenemos nombre, somos números. Los debates morales se callaron con la excusa de que nuestra perspectiva de vida no supera los diez años; al llegar a ese límite nuestras funciones corporales se apagan, si no muero en batalla me quedan cinco años de vida. Mis compañeros en el transporte permanecen en silencio, cada uno absorto en su solitario mundo. Estamos a punto de llegar. No sé por qué escribo esto, nadie lo va a leer; pero me siento bien al hacerlo. Sí sobrevivo éste día continuaré escribiendo.
Ariel Carlos Delgado (Colombia)
Publicado en la revista digital Minatura 120
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Hace 9 horas
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