Sumido en mi burbuja de superficialidad y mí aureola de indiferencia hacia otros, trataba a la gente como si sus sentimientos no importaran, sobre todo a las mujeres. Eran para mí, simples objetos y era de espera que alguna de ellas se revelara al sentirse poco valorada. Una noche, mientras estaba con unos amigos, en un local de moda, se acercó una chica y empezó a montar una escena. Chillaba diciendo algo así como que estaba embarazada y que la culpa era mía. La verdad es que Billie Jean era realmente atractiva y yo recordaría haberme acostado con ella. Pero mi palabra no importaba, la cosa seguiría adelante y se celebraría un juicio. Al final, después de más de cuarenta días en los juzgados la ley me dio la razón. El niño no era mío. Pero toda esta historia me sirvió para pensármelo dos veces antes de hacer ciertas cosas.
(Relato basado en la Canción “Billie Jean” de Michael Jackson)
AZAHARA OLMEDA
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