Ubico mis nervios tibetanos bajo tus branquias
y esculpo un saludo de polilla.
A latigazos en la umbría,
una tarde de estas,
elevaré plegarias submarinas
y someteré al juicio de un himen versado,
el frío de los puños defensivos.
A la defensiva como un piélago de cruces.
A la defensiva.
A la.
Ala.
A.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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