sábado, 19 de junio de 2021

CON CICCIOLINA EN LA GASOLINERA

 

Tenía que echarle gasolina al carro, y me acerqué a un surtidor dentro del Monasterio de San Juan, en Burgos, donde me dijeron que tenían buen precio. Allí había una calesa, un coche antiguo y una guagua, además de la típica bicicleta del empleado o empleada.

Como este Monasterio además es Museo Marceliano Santamaria, pintor de paisajes castellanos, gocé de toda la corte celestial de sus cuadros, que me supieron a mucho.

-Lo que vale este pintor, me dijo un ujier.

Esta vez, gracias a Príapo y su prurito de orinar, tuve necesidad de ir a los servicios. 

Allí vi un calendario con la foto de Cicciolina:

Que era para chupar y besar.  

Oriné y, enseguida Príapo se elevó de una forma descomunal y fiero, y como un atleta tan potente atravesó la foto por entre sus labios. Tanto ardor empleó, tanto esfuerzo, que al fin su suerte hizo que la foto quedara totalmente arrancada de los meses, doblándola y guardándosela en el bolsillo, aun manchada.

De este lance, siempre recuerdo y digo:

-Yo barrunto que el tal lance fue causa de aquel ardor y amor que tuve por las mujeres que, a partir de ese día, me hizo visitar pisos de citas y putiferios. 

Cuando voy a echar gasolina, siempre entro en los servicios por ver si me encuentro con un calendario de la Cicciolina, tan preciosa que alucinó a un pueblo entero como Italia, y a todo el Orbe. 

La última vez que estuve en el Monasterio de San Juan ya no había calendario alguno y, en los servicios de las otras gasolineras no encontré más que calendarios de santos obscenos y de algunas putas vírgenes de poco pelo.

Una noche, tuve un sueño en que la diosa Siria ¡qué bribona¡ a quien venero y amo, me dijo.: -Te amo; y, a continuación me contó que don Quijote también la veneraba, y por casas y mesones por los que anduvo con Sancho Panzas siempre fue buscando a su Dulcinea del Toboso, cometiendo acciones bien obscenas con su Príapo, mientras Sancho Panza lo hacía con su Asno.

La diosa Siria se me apareció en el sueño: era una mujer representada en forma de pez con cabeza, brazos y pecho de mujer, casada, como ella me dijo, con el dios Hadad, y con una hija, Semíramis, que fue reina de Babilonia.

Que a ella le gustaba hacerme pajas mientras dormía, y que Dulcinea del Toboso tenía la misma constitución anfibia que ella; que, por eso, don Quijote se había perdido por ella.

Yo, abochornado y vencido en el sueño, sentí que Siria se abalanzó sobre mi Príapo, y a la sombra de mis mismos sueños oníricos, me capó.

Pero, al fin, pude dormir entre pétalos blancos de capullo.

DANIEL DE CULLÁ


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