Salir del confort de casa,
de la escuela de mamá y papá.
Para tomar las riendas
de tu propio hogar.
Para encender el fuego,
avivar el fuego hasta el cielo,
con el color de las estrellas
y atizar el fogón de la familia chica.
Tomar el canasto para ir al mercado,
la mano de tu amor primero.
Tomar el sabor de la vida
y el sabor de la esperanza.
Del lecho como nido de amor,
como productor extraordinario
de los frutos venideros
de la extensión del universo.
En el acto más poderoso,
de la vida y condición humana.
La dama y señora de tu amor
da a la luz un ser con amor.
El ser del amor "tu hijo"
te da un nuevo nombre en la sociedad.
Pues desde ahora te dicen padre;
¡Vaya rol tan de alta corte!
La carrera de padre empieza,
sin títulos en la universidad.
como torero inicias un rol desconocido
con tus manos y tu ser emprendes el camino.
Ahora como padre,
de un hijo hermoso;
Luego son dos hermosos hijos,
pues así, con tu amor enciendes la hoguera familiar.
La vida con los hijos
es hermosa en todos lo espacios.
La temporalidad se aprovecha
con ver su actuar y hablar con espontaneidad.
En cada suceso propio de la senda
de la existencia das la medida,
precisa para aportar a la felicidad,
de los hijos deseados, anhelados presentes en casa.
La personalidad se educa gota a gota, paso a paso,
con el ejemplo del progenitor,
con la calidez en el buen trato
y el tacto del educador en ejercicio pleno.
Cuando el padre porta la camiseta
de la responsabilidad de su descendencia.
A cada acto le imprime unas pizcas duraderas
de amor paternal y compromiso familiar.
La vida es compleja, dura y como dura
¡ah! sorpresiva en cada hora,
minuto, segundo y fracción
de vida en el tiempo en su andar en juego.
Pero queda la frustración
cuando el educado hijo,
pierde lo grato, el sentido
del hogar estrellado por el cielo.
Es un sentimiento de poco
dominio del corazón,
del progenitor en cuestión;
cuando la barca alista viaje o paseo.
La frustración se forma y toma
el corazón del padre por sorpresa,
por efecto domino de los sucesos
acaecidos en la marcha de la barca de sus hijos.
Un papá no está preparado
para la partida de sus hijos.
De su hogar formado con la hoguera
del compromiso y el fuego paternal para amar.
Las alarmas encendidas sorpresivas,
causan dolor al corazón de papá.
A la partida de la barca para un universo
nuevo en el viaje de la vida de sus hijos.
La playa vacía silenciosa,
muestra sus sombra en el corazón
del alma gitana de papa en duelo.
Vuela…vuela sin pausa el dolor y la melancolía.
La playa vacía, realmente vacía,
se observan a penas las sombras de las barcas.
El cuerpo de papá tiembla de tristeza y el alma llora.
¡La vida trae sus espinas a la playa vacía!
La mente falla con agudeza,
la partida en esa barca justiciera.
Es para la vida de autonomía de las vidas
de sus hijos en la propiedad de la corporeidad y de su alma.
Las alarmas encendidas de papá,
ahora su universo en la playa vacía.
La barca mía a de venir con pasajes
de ida y regreso a lo incertidumbre.
La playa vacía, realmente vacía,
se observan a penas las sombras de las barcas.
Cada uno su camino y su destino propio.
Los universos se alejan en mundos lejanos.
La playa vacía, realmente vacía,
las alarma de papá encendidas.
La barca de papá aún no toma
rumbo decidido ¡Vaya vida sorpresiva!
Los universos lejano paralelos,
comienzan a formar hogueras en paralelo.
Es el tiempo de los multiversos
y el caminar en nuevos cosmos.
Es el camino de la vida,
es el formar para la vida.
Es el generar la autonomía
para continuar la vida en sociedad.
El corazón de papá se alarma,
pero senda de los hijos;
en la generación de la nuevas
hogueras sigue su curso.
Fernando Enrique Zárate Ángel -Colombia-