Ulula la lechuza entre las sepulturas
Almas en pena recorren el campo santo
En ellas no hay sosiego ni descanso
Con desespero aguardan al “Hombre de Blanco”
Enviado del cielo es el Hombre de Blanco
Él es el encargado de llevarnos al eterno descanso.
Pues que venga pronto puedo soportar
el hedor que mi cuerpo exhala.
Cálmate compañero. ¿ya sabes las noticias?
Pues resulta que el cielo se encuentra atestado
Y de momento no es posible dar cabida a tantas almas
Maldita sea y mientras tanto viendo como el pérfido
de mi vecino se está beneficiando a mi mujer
A que te preocupa esos asuntos, pues son cosas que pertenecen a los vivos y tú estás fiambre
Pero ella me prometió amor eterno...
Bueno ya sabes eso son cosas que se dicen.
Si, pues un día de estos le voy a dar un susto de muerte
No seas insensato, mira lo que le pasó a Felipe.
El que está ocupando la tumba del fondo.
Atravesaba por la misma situación.
Y una noche se le apareció a su mujer
Tanto fue la impresión que le causó
que la pobre de un infarto murió.
Ahora ella está tan ricamente en el cielo
mientras el como castigo por tamaña acción
vagará en este horrendo lugar a perpetuación.
El tiempo iba pasando lento, muy lento.
La posibilidad de subir arriba, al contrario
de su compañero, no le entusiasmaba nada.
El desde el momento que fue cociente
de su situación, solo un deseo tenía
Volver tener un cuerpo sano, pasear por la calle, hablar con la gente, transitar por los bosques, por la playa, contemplar los campos.
Sentir la brisa fresca acariciar mi rostro.
Hermano tengo algo que comunicarte
El hombre de Blanco con toda la dignidad
que su cargo lleva consigo dijo: tengo
que decirte que no estás preparado
para ser elevado a las estancias superiores.
Joder ya se ha chivado de mi malestar
el compañero, no te puedes fiar de nadie – dijo para si.
Nada de la boca de tu buen amigo salió – aclaró
Ah quiero que sepas que tus pensamientos
son como voces a mis oídos.
Bien he decidido que como es tu deseo
a la vida volverás.
Más un compromiso abras de respetar.
Y cuál es ese compromiso, si se puede saber
Dijo sorprendido ante la propuesta que le
Acababan de hacer.
En consentido te convertirás
Y a pesar de ello fidelidad y respeto
a tu esposa observarás.
Ya que en tu caso a ninguna otra mujer
desearás, pues solo te será permitido
disfrutar de las migajas que buenamente
tu esposa te quiera dar.
Aun cuando poco conocimiento tengo
del asunto juraría que habla en verso.
Más no creo que esté hablando en serio.
Ahora bien – razono – esas condiciones
que me exige ciertamente duras son.
Más que puedo hacer si la alternativa
ni siquiera admite reflexión.
Bien dices hermano: dos cosas tienes para elegir
Honestamente te digo que el asunto, además
de verdadero está bastante claro, en
consecuencia poco tienes que discurrir.
Por último permíteme esta otra gran verdad:
Lo bueno o lo malo que os acontece
solo vosotros responsables sois.
Pues mañana recogéis lo que hoy elaboráis.
Esto último te lo digo para que preparado
estés de lo que te pueda acontecer.
Aquella mañana de un mal sueño nuestro
Amigo, en principio, al despertad creyó.
Más al instante esta pregunta se formuló:
¿Hombre de blanco en verdad fuiste real?
Enseguida el mismo se contestó, pues
convencido estaba que de una
pesadilla ciertamente no venía.
Y acordado está que en cornudo me he de
transformar. Por lo que –ay de mí – esa
pesadilla de la que me creí librar,
sustituida por esta otra que no sé si será real.
Pero si vengo de lo real… ¿esto es irreal?
Si estoy vivo en lo irreal y muerto en lo real
¿Dónde realmente está la realidad?
Una voz a lo lejos sonó que de golpe su
desazón se llevó.
¡Me voy de compras!
Era su mujer la que había hablado.
Su voz sonó como agua cantarina
del arroyo en primavera
El hombre de blanco su palabra ha cumplido
Pues la vida me ha dado, y en consecuencia
junto a mi mujer me ha traído.
Pero al instante un portazo en sus oídos
resonó. Y de súbito a su mente acudió
Estas palabras que ya eran como una maldición.
“A la vida volverás pero en consentido te convertirás”
Ay de mí que pronto empiezo a ejercer.
Pues ese portazo mala espina me da.
Que viandas hoy en su cesto traerá,
que puesto se las suministrará.
Cuan alto precio, el maldito tendero
me hará pagar.
A que me vengo a quejar – razonó – si
lo que acontece acordado está.
Cruel es mi destino pues en el aquí o en
el más allá, lo que hoy gestamos mañana
por siempre nos acompañará.
Era como una flor que lucía toda
su fragancia y magnificencia
Su hermosura no tenía igual
Ella los treinta le está por llegar
A él los setenta cumplidos están.
Era una hembra de armas tomar.
Mucho vigor hay que poseer
para contentar a esa mujer,
Murmuraban tras de sí porque a la
cara no se lo querían decir.
Eran palabras – no por ciertas – que
escondían vileza y dentera.
Pero la madre naturaleza acaba
por poner las cosas en su sitio.
Más pronto que tarde lo que tenía
que acontecer sucedió.
Él no quería ver lo que para todos era
evidente: que ella busca afuera de lo
que en casa adolece.
El tanto se esforzaba que en suplicio
se convirtió el placer
A todo recurrió para suplir a la madre naturaleza
Pero esta no se distingue por hacer favores
y traspasar sus fronteras mala cosa es.
En consecuencia su fría lógica siempre
se acaba por imponer.
Aquella noche sería especial, estaba preparado
Para llegar a la cúspide, le mostraría caminos
por los que nadie la había llevado.
Pronto comprobó que eran duros y tortuosos.
Una y otra vez por ellos transitó.
y al fin encontró lo que tan
temerariamente buscó.
Llegó sin avisar profunda y espesa,
una oscuridad como nunca vio.
Una mano resolutiva y vigorosa a
un profundo pozo lo arrojó.
Fue lo último que sintió.
¡Murió feliz! dicen ante tal hecho.
Yo me permito dudar de esta
aseveración, pues das a otro el pastel
que tú nunca más podrás disfrutar.
Pero lo peor está por llegar, ahora se
que mi vuelta a la vida más que un
regalo, castigo merecido es.
Pues el Hombre de blanco de mi chanzas
y burlas en buena lid se va a cobrar.
Y esta deuda no tardó en llegar.
Copulando están en un frenesís
total. Ella cual jaca ardorosa a
cuatro patas está.
El, jinete experto y vigoroso
montado a su grupa va. La fustiga
sin descanso mientras ella
relincha de placer.
Ni su casa ni su cama, ni siquiera
su presencia les hacen desistir de
sus lascivos encuentros.
Es su asistencia lo que los
convierte en morbosos
¡Oh! desdichado de mí – pues a mi pesar –
ansío participar de un acto del que solo
soy comparsa.
Y cuando la obra llega a lo más sublime,
al clímax total… me excito.
Me escandalizo, recojo las migajas y
me hundo en mi propia ignominia.
No es mi mente no es mi alma, es esta carne,
es este cuerpo decrépito el que me hace
caer en la perversión.
Cierto es que por el camino dejé valores
que caducos consideré.
Fácil fueron de asumir los que por
ellos sustituí. Y cuando cuenta me di,
en esclavo de ellos me convertí
Que has hecho de mí Hombre de blanco,
los gusanos que antes en mis entrañas tenía
ahora es mi alma la que los cobija.
Pues cierto es que cuando vuelva a ti
Peor seré de lo que antes fui.
Una pesada carga es mi vida,
mi dignidad ante los ojos de los que
me rodean la tengo perdida.
La vida que tanto ansiaba ahora me asquea.
Nada ni nadie tengo aquí que le importe.
Un fantasma soy entre los vivos como ante
fui entre los muertos.
Vago por este mundo entupido y materialista
Esperando con ansiedad que llegue mi partida.
Pues una y otra vez me pregunto: ¿sin amor ni esperanza quién puede vivir?
Al Hombre de blanco imploro que me
saque de este mundo de los vivos.
Pues dispuesto estoy a recibir el castigo
que tenga merecido, que por duro que sea
sin duda de un ser justo habrá venido.
Antonio Parrado -Barcelona-
No hay comentarios:
Publicar un comentario