viernes, 19 de octubre de 2018

LUJURIA DESATADA


Una lujuria desatada,
un jolgorio sin tener frenos.
Descarrilamos sin ver nada,
salvo el placer, de los deseos.

Nos chocamos sin ver miradas,
por un contacto de cuerpos.
En el que un despertar al alba,
nos hace meros pasajeros.

La lujuria desenfrenada,
por el afán de tener besos.
Caricias en la explanada
y noche, de placer eterno.

El instinto que se levanta,
un grito que suena lejos.
Nos perdemos entre las ramas,
nos hallamos con simples dedos.

La lujuria que guía y manda,
la necesidad de un sueño.
Donde se desea esa calma,
en la intimidad del silencio.

Aunque una sola palabra,
arruine todo ese momento.
Seguimos amando su agua,
para ahogarnos en su adentro.

Una lujuria desatada,
vestida en canas de viejo.
No se aleja ni en la desgana,
al recordar que fue un reino.

Hace ya tiempo.

Ricardo Campos Urbaneja

No hay comentarios:

Publicar un comentario