viernes, 19 de octubre de 2018

HITO OCTOSILÁBICO


Las páginas de la historia se van tejiendo con los nutrientes seculares y los nuevos retoños en los que el árbol del tiempo nos da sus frutos.
Lo que más vale e identifica a los pueblos en su identidad y sentido de pertenencia a través de las generaciones está fraguado por excelencia en la memoria popular, lo demás dormita en las hojarascas del olvido.
Con esa misma frescura rítmica con que motivó los cancioneros, el romancero y las coplas desde épocas ancestrales en los predios hispanos, el verso octosílabo ha mantenido su cadencia imperecedera y en él, la estrofa mágica.
Enaltecer en su continuidad y fortalecer el punto cubano ha sido una realidad permanente y su enriquecimiento, todo un reservorio que nos enorgullece.
Así hemos asumido en estos días del 12 al 14 de octubre el Clásico Nacional del Punto Cubano con la presencia de las tres regiones que han discutido el cetro: Las Tunas, Villa Clara y Pinar del Río.
La Empresa Agropecuaria Bacuranao en predios del Centro Recreativo de la Cascada, cerca de Guanabacoa, provincia La Habana, acogió a los participantes.
Las modalidades de música, tonadas, pies forzados, controversias, décima escrita y su enriquecimiento con artistas del pincel, le confirieron al evento cromáticos matices.
La Casa de la Décima Celestino García bendecida por las cuerdas del Conjunto Cuyaguateje y la tonadista e intérprete Alibech García Yomar, exhibió su repentismo en las voces de   los poetas Juanito Rodríguez, Jesús Padilla, Yasel García y Julio Pablo Travieso mientras que la sección escrita estuvo representada por Adriel Ceballos Delgado. En los pinceles, la décima mural con Yoan Lorenzo.
Si bien entre los dos finalistas: Pinar del Río y Villa Clara el cotejo en música favoreció a los representantes del centro de la isla y en los poetas de la más occidental de las provincias la décima oral y escrita alcanzó el palmarés con inusitados vuelos, es justo reconocer que solamente hubo un
vencedor: El punto cubano.
Este evento sin dudas ha marcado un nuevo hito en la cultura cubana en la que la décima, nuestra estrofa nacional, más que una copa musical en labios del pueblo sigue siendo un latido espiritual en el corazón de Cuba que se extiende armónicamente por el espectro cultural hispanoamericano.

Lorenzo Suárez Crespo

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