Los trinos de las aves traen recuerdos
del ayer encendido en esos brazos,
que marcaron las horas con candentes trazos
lejos ya, en lo sentires lerdos...
Dicen los que saben que la idea mata al poema
por lo que fluirá solo el sentimiento,
de aquello fugaz en dicha plena
que hace hervir de lava y sufrimiento.
Porque la dejé ir como la alondra
que era feliz dentro de la jaula,
donde disfrutaba el encierro sin corona
disfrutando el querer en fabula.
Sin cadenas que impongan suplicios
suplicantes de caricias y miel desinhibida,
en el cielo azul profundo sus solsticios
mezclando las miradas y ansias redivivas.
Y hoy ya no está y lacera el corazón
el recuerdo sangrante de los besos vivos,
que colmaron al máximo la bella ilusión
del estar juntos por siempre en senderos idos.
Y la mano está vacía en la penumbra
buscando calor entre las sombras,
pues solo el trinar traen las alondras
de la que se fue silente entre la tundra.
Silvino Gerardo Becerra Gamboa -Venezuela-
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