¿Dónde arde el fuego de la vida?
Seguro que habrá alguien que
me lo puede explicar.
¿Dónde está la puerta para entrar?
El origen de la esperanza,
la ilusión y el deseo
que nadie lo recluya en una prisión.
Mis besos nacerán cada día
que tú los necesites
porque no existe llave,
sólo el deseo y la avidez.
Llegaré con mis versos
hasta las montañas de arena
que sueña mi orilla cada vez que
recuerdo el eco del mar.
Me volvería brisa de agosto
para apagar el fuego
que me cercan tus ojos.
Alguien me debería explicar
dónde arde el fuego del alma que,
con mil candados, guardado está.
Y te amaría, te amaría siempre
y a todas horas, sobre todo,
cuando en tus brazos… prendida esté.
Juana Campos Cortés.
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