Tus labios disipan mis angustias.
Y me olvido del caos que profanan
otras.
Me olvido del duelo que me atrapa
y arropa.
Me olvido de mí.
Que me ordena e implora.
Tus labios disipan mis angustias.
En un extásis total de deliciosas
frutas.
Que ya no importa esa pena bruta
Deshoje mis flores incoloras y
mustias.
Tus labios disipan mis angustias.
Diciéndome amor en alas de música.
Besando mi alma con licores de
musas.
Uniendo la vida sin temores
ni excusas.
Bebo el néctar y la miel
de las flores mustias.
La magia y el misterio
de toda la música.
Beso ese cielo de belleza absoluta.
Porque...
Tus labios disipan
mis angustias.
Eduardo N. Romero -Argentina-
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