Extraño tus dedos enredados
por la noche de mis cabellos
en las sombras de luto inconfundible
devorándose al silencio.
Tus labios poniéndole fuego a los míos
con esos besos húmedos
acariciando mis secretos.
Extraño los momentos que emprendías el viaje,
al misterio donde habitan mis perfumes encendidos,
con el cercano palpitar de tus adentros.
Los minutos de gloria enardecidos con gemidos.
Encuentros primitivos con la herencia de Evas y Adanes,
donde nace y se renueva el mundo a cada instante.
Concierto de ósculos sagrados en nombre del amor
que transmiten el deseo del encuentro a flor de piel.
Extraño tu sabor de varón posándose en mi boca.
Mi mente viajando a tus fronteras,
traspasando los límites,
y vibrando al compás de tus latidos.
Amo esos recuerdos aunque me hacen daño.
El sabor de tu miel de ébano en todo su esplendor.
Acariciar con mis oídos el eco de tus arrullos..
Encuentro de ansias en un solo palpitar.
Que nos halle la alborada con sus horas claras,
con el rostro arrebolado encendidos de amor.
Amo esos recuerdos que me tienen prisionera
En las noches de insomnio involuntario...,
¡por Dios, cómo te extraño!
Raquel Alejo -PERÚ-
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