Hoy las penumbras no quieren rezar
y extienden el fuego entre los ojos
el último poema
imaginarte descalza por la Ausencia
La luna se ha convertido
en un soliloquio que me cerca
Habito en el páramo
donde los besos han olvidado cantar
Solo el crepúsculo me presta
angostos retablos
que devuelven a las horas sus colores
Cambiar el santo y seña
ha sido partir el corazón
en tres mitades
Tu nombre tiene forma de campanario.
Luis Ángel Marín Ibáñez -Zaragoza-
Publicado en Suplemento de Realidades y ficciones 77
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