Languidece tras el umbral de la penumbra incierta, el tiempo que llega y asoma con el golpeteo, está el cielo llorando y los recuerdos, gota a gota deslizan y tocan el cristal de la morada...
Recurro a la ventana quiero dejarla siempre abierta, así esperando el relámpago, el bravo estruendo, del ritual natural...
Es el grito del cielo tan deseado de las agrestes tierras, que en suplica ya esperan ese grandioso caudal y va arrastrando en su camino, todo lo que ya vivió y un ciclo de la vida natural cumplió...
Miro las almas corretear por el constante salpicar, a una sola voz diciendo ¡es el llover vamos a buscar un techo que nos pueda proteger!
Son aguas benditas que los sembrados y los caminos vienen a recorrer...
Llenando a su paso manantiales, regando constante los sembrados, trigales y los arboles frutales...
Es un acto natural que también a los corazones viene a tocar, provocando y removiendo los sentimientos olvidados y a la vez encontrados, en el alma bien guardados...
Dejando salir los suspiros que con el tiempo han sido retenidos y vemos el cielo llorar y con el, aquellas nuestras nostalgias y lágrimas escapar.
Sandra Castro -Honduras-
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