domingo, 1 de julio de 2018

SONETO


Una sublime luz blanca me excita
y con su intermitencia me enloquece,
cuando enciende su flama, es exquisita
y si se apaga el frío recrudece.

En tus lúmenes, bella lucecita,
nace la aurora inquieta si amanece
tu sol en mí, hermosa princesita;
tu brillo a mi alborada reverdece.

No te guardo en secreto, ya no puedo
porque tienes el brillo de una estrella,
tu haz de luz no lo oculta en la ventana.

Hoy al mundo le grito con denuedo,
que me alumbra el futuro una luz bella
en el día, la noche o la mañana.

Patricio Gonzaga

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