miércoles, 25 de julio de 2018

NUBES DE LIBÉLULAS


De sedas fueron sus pieles, gotas puras de lluvias.
Pasaron muchas lunas, fragantes primaveras.
Piel reseca sin oasis, tatuada con surcos de arrugas.
Borradas sin piedad lindos tonos, sus frescuras.
Su armadura oxidada, frágil, débil… declina sin pausa.
Mareas del mar silenciosas, jubilación en muerte.
Lo sabe muy bien…llegará cuando menos la espere.
Apagará el color de la flor y renacerán nuevas primaveras.

Extendió una luminosa sonrisa, alistando el equipaje.
En la abandonada banca del parque…solitario.
Con los ojos cuidaba el viejo andén, mansión callejera,
el viejo abrigo, acechantes fieras, felinas sombras.
Encerrado en sí mismo, pelando cebollas del pasado,
huellas que dolían, sanando sus heridas de batallas.
Se sentía muy cómodo en su tranquila resignación.
No se dejó enmarañar de las vivencias ajenas.

Todo lo perdonó… todo, sintiéndose culpable.
El traicionero sueño, lo llevó más allá de las fronteras.
Paso hinchado, atajado por la sombra infalible del garabato.
Calmó sus tristes lágrimas, cesó el dolor del alma.
Todo podía ocurrir, todo programado… así pensó
Tumba sin victoria, descansen apegos, orgullos, vanidades,
en el hueco oscuro y frío… todos somos iguales.
Frotó manos temblorosas, gruesas manchadas de olvidos de hijos.
Sin desesperación, su pasado será memoria, el mañana sueño de hoy,
Esparciendo estrellas… ¡POR NUBES DE LIBÉLULAS… ALETEA SU ALMA!

Álvaro Álvarez Rojas (aprendiz de poeta) -Colombia-

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