sábado, 28 de julio de 2018

MIENTRAS HAYA VIDA. HAY ESPERANZA


El dolor golpeó tu puerta
sin preguntarte quien sos.
No esperó a que le abrieras.
Impetuosamente entró.
No se detuvo en tu lágrima
que tu alma deslizó.
Mutilando los sueños
de tu vida se adueñó.
La juventud de tus años
en cristales se quebró.
Y la oscuridad de la noche
tu corazón anidó.
Fueron sombras y sombras
que tu sonrisa borró.
Y la agonía de un prólogo
que un libro no alcanzó.
El brillo de tus ojos
lentamente se apagó.
Aún no puedes creer
porque tu cuerpo enfermó.
Si la esperanza está viva.
En lo humano y en Dios.
Si tus afectos fecundos
te dan su fuerza y amor.
¡No te rindas! Lo dice el corazón.
Los milagros existen
y en vos será la sanación.
¡Reza! Reforzaremos tu oración.
Y del universo todo
obtendremos el perdón.
¡Mientras haya vida. Hay esperanza!
Y ese dolor que a vencerte
no alcanza.
Es porque tu futuro
un amanecer amarra.
Y porque ya estás
ganando esta dura batalla.

 Eduardo N. Romero -Argentina-

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