lunes, 9 de julio de 2018

EL GOLEM


Pídele que ría
y no parará hasta quebrar los tímpanos,
o dile que saque agua del río
y no parará hasta inundar la ciudad,
dile que camine
y tirará abajo todos los edificios.
No, mejor no lo despiertes,
déjalo en la oscuridad de su ventana en Praga,
déjalo dormir.

También los dioses deben dejarnos dormir.
Tal vez el primer Golem no fue de piedra sino de barro,
tal vez aún se desplaza en sus generaciones
sofocando la tierra con sus pesadas huellas,
tal vez aún respira en cada persona
incapaz de sentir las caricias de la luna,
incapaz de emocionarse ante el pétalo
abierto de un lirio,
incapaz de temblar ante una poesía.

Tal vez hay más golems que humanos.
Tal vez la fiera bruta que nos habita
no sea un alma sino tan sólo un golem.
He ahí algún dios olvidó dejar la VERDAD
con todas sus letras y
olvidando una letra mató al golem,
entonces, sólo entonces,
tal vez tengamos esperanza,
esperanza de poder amar cada fragancia
y cada color de la vida
tal cual aman los dioses.

Nora Uria Castro

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