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Yo recuerdo a mi novia, Carmen Brígida,
¡cómo ardía candente su recámara!
Nunca tuve una noche mala o frígida,
aunque nunca posó para mi cámara.
De sus pechos me dio sus dones plácidos
y en sus labios, los néctares bucólicos
que al mezclarse con mis internos ácidos,
causaron el vaivén de los alcohólicos.
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Saltamos los patrones que son éticos
y en una posición no muy estética,
quedamos desnutridos y esqueléticos
.
por habernos fallado la aritmética.
Nos condenaron todos los proféticos,
por ser nuestra conducta un tanto herética.
Luis Salvador Trinidad
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Hace 1 día
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