Yo venía de otros parajes, con muchas fronteras
cruzadas y muchos episodios vividos;
ella traía también los suyos..
así que nos subimos a esta peña, donde dicen
que las cosas se ven mucho más claras...
Nos mirábamos al fondo de los ojos
y más que hablar, sonreíamos..
Yo en aquel alto, los pulmones repletos de oxígeno
y el corazón reposando y satisfecho.
Sólo se me venía a la mente... tejerle una canción
que anduviera pegada a ella para la eternidad;
era Mayo ya y la primavera estaba por marcharse ya,
y eramos felices en aquel bello lugar...
Ella para sus adentros creía haber encontrado
el amor de su vida.... pues se le veía rebosante
de felicidad, y yo que creía que el amor igual que
un cántaro, podría resquebrajarse y romperse...
Pero no sé si el lugar me daba una seguridad,
que pensé, que con este tendría agua hasta el final..
Esta mujer aún vive conmigo y conoce cada rincón
de mi cuerpo y pernocta cada noche en un hueco
de mi pecho... ya ha visitado cada rincón intimo de mi corazón.
Sabemos cada uno las penas y las alegrías del otro...
y creo que tenemos bastante claro el final del poema...
RAFAEL CHACÓN MARTEL
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