La gran aventura de Jan Potocki (1761-1815), dentro de la inquieta y prolífica actividad creativa e intelectual como preferente gran deseo de su vida, fue la genial apuesta por escribir un segundo Don Quijote envite literario de elevada altura y arriesgado logro. Lo cierto es que consiguió escribir una extensa, interesante y rica narración con mucho de la mitología “ilustrada de la Flauta mágica que hace las veces de los libros de caballería”. Este envidiable y admirado escritor, político e incansable viajero que con sus historias nos lleva a vivir unas nuevas Mil y muchas noches del Siglo de las Luces.
Una dotada y poderosa imaginación creativa desde su propia figura viva, que nos sitúa en la duda y cábala con la que interrogarnos ¿Qué fue más novelesco, si su propia existencia aventurera o el valor del conjunto de su obra?, especialmente este del Manuscrito encontrado en Zaragoza. Un texto cuya escritura se plantea como una inofensiva recreación en medio de los trabajos encarnizados del Poctoki erudito, que acabará por vivir obsesionado los veinte últimos años de una obra a pesar de ser él de una vida ya de por sí novelesca.
Lo cierto es que logró crear una fascinante narración de aventuras fantásticas y misteriosas. Algunas de ellas fruto de las sensación e impresiones absorbidas en la andadura por tierras de España, donde la Andalucía mítica adquiere un amplio protagonismo en la que no podía faltar el bandolerismo de la época (tan distinto al actual), así como los sueños envueltos en velos de pasiones que nos recuerda su fijación cervantina en personajes y aventuras como La gitanilla.
Masón culto e ilustrado, muy poco propicio y bastante escéptico en asuntos de religión, no podía ser menos, apostó en un principio por la Revolución Francesa y el denominado “Siglo de las Luces europeo”, sin olvidar más adelante su inclinación pro-rusa y el protagonismo activo en tan inmenso país que lo llevó a participar en importantes gestiones por Oriente. Incansable personaje que como broche biográfico a su hirviente vida consuma el adiós definitivo con peculiar suicidio en 1815, el mismo año que terminó su gran obra de Manuscrito encontrado en Zaragoza en una edición discutida, mutilada y saqueada, al ser copiada con descaro por autores franceses y americanos. Facilitándole la labor a más copiones, pero logrando paralelamente el nacimiento de una leyenda literaria perenne a través de los siglos. Puesto que el mundo no tuvo frenos de fronteras para tan emocional intelectual y polémico aventurero.
Fue en 1989 cuando apareció la primera versión completa de la novela. Previa a esta fechas se suceden en España diferentes ediciones. Sin garantías de ser completas. De actualidad pues esta reciente edición de Francois Rosset y Dominique Triaire, presentación de Marc Fumarili y traducción de José Ramón Monreal, que llevan la seriedad profesional de Editorial de Acantilado “basada en un manuscrito hasta ahora inédito de la obra, que ofrece una versión notablemente distinta la precedente”. Una obra editada con esmero y buena versión al español.
Un personaje que dada su clase social, no podía imaginarse que desde tan alto pedestal social, la lucha por su vida lo hubiese elegido como su hermano. Así como disfrutar de su rango junto a numerosos primos, europeos de las altas esferas sociales. Privilegio ya concedido desde el nacimiento. Luego se convierte con el transcurso de los años en autor de tan sólida y culta escritura, que llegó a girar por toda una amplia geografía sin obstáculos de fronteras para la siempre agitada vida que llevó. Asumiendo inusitados avatares dentro del mundo de la alta diplomacia y la política. Hasta incluso sentirse atraído por la Revolución Francesa.
Francisco Vélez Nieto
Publicado en mundiario
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