sábado, 24 de febrero de 2018

POEMA A MÓNICA


En la calle la encontré
muy flacucha y desvalida,
su pelambre muy raída
y caminaba a traspié.
En mis manos la cargué,
casi me tumba su olor,
mejor dicho su hedor,
mi olfato se horrorizaba
cuando su cola meneaba,
llenándome de estupor.
Mónica, nombre escogido
para mi pobre perrita,
al verla como se agita
cuando su nombre le digo,
para ella yo consigo
alimentos muy nutrientes,
también la llevé urgente
hacia ese dispensario,
donde hábil veterinario
tiene su atención presente.
Como Mónica ha cambiado
desde que la recogí,
ella es quien me alegra a mí
cuando yo llego agobiado,
corriendo de lado a lado
caracoleando sin fin,
como juguetón delfín
que en su alegría empeña,
convirtiéndose en la dueña
de mi cuidado jardín.
Su blanco pelo yo mojo
abriendo mi regadera,
y de ébano se volviera
la negra mancha en su ojo.
Mis medias vuelve despojo
cuando las puede alcanzar,
se que lo hace para jugar
los destrozos que provoca,
ella es mi perrita loca
nunca la he de abandonar.

Roberto Batista Pargas -CUBA-

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