Esos besos me enloquecen. Tienen el mejor sazón. No es que a mí no me interesen. Es que debo incentivar que te motive el amor.
Yo te dejo en tu cuello, aquello que clama tu cuerpo. Y en tus labios mordisqueo, por si mañana me quedo sin ellos.
Rico tú. Yo quiero más. Y esa tibia boca siempre tocar. Con sabor a miel, chocolate o bombón. Algo aditivo han de poseer.
Si fuera a elegir, el día o lugar, hasta tu puerta me atrevería a llegar. Dentro hay un mundo que huele y derrite; es largo el segundo mientras abres tu escondite.
Quiero mi taza, cargada de café. Con tu fuerte sabor y aroma delirante. Solo suplico que no me lo niegues. Y por favor, que sean más de dos.
Luna dormida
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