La mariposa volaba de flor en flor. Con sus alas coloridas. Fragante, fresca y orgullosa de tanta belleza su presencia hacía notar.
La flores la palmeaban, tampoco lloraba el sauce y los cipreses se erguían... tocar el cielo querían.
Todo el campo cantaba por esta belleza hallada. Acostumbrados estaban a ver cardos y rastrojos. Así, mirándose a los ojos, dijeron...
Cuánta belleza le dieron y como sus alas tejieron. Pintó la naturaleza este ejemplo de belleza que la hiciera princesa de este triste lugar.
Ella. Mariposa orgullosa, se sentía como diosa. Se imaginaba sentada en un trono, adorada... y proclamaba al viento su hermosura y talento, volando campo adentro entonando esta canción.
Cuánto me ha valorado
quién la belleza me ha dado
pues superior ha mostrado
mis alas tan bien pintadas
con los pinceles adivinos
y divinos coloridos
No hay quién me haga sombra
Y todo el campo me nombra
henchida de orgullo canto
pues mi placer es el llanto
de quién nada recibió .
Rafaela García Labrador -Málaga-
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